Entrevista letrada y analfabética a Bernardo Atxaga
A menudo convoco a todas las letras para organizar un poco lo que tengo que escribir, y es que siempre me vuelven loco, maldito alfabeto. Hoy además están emocionadísimas porque quiero que me ayuden a preparar unas preguntas para el escritor Bernardo Atxaga, y todas creen que su pregunta va a ser la mejor, aunque yo les digo que él las quiere a todas. Les indico que deben pensar en qué puede ser lo más importante para un autor como él, y hoy las veo que todas quieren figurar, pero yo les insisto en que den respetar y guardar su orden, que es el alfabético, claro. a la A le parece adecuado, pero la I me insiste en que es injusto, la S me quiere sobornar, y la Z se me pone zalamera para intentar cambiarse de zona. ¡Basta! digo, y la B se sonríe bastándose en su bizarría. En fin, digo, adelante. Ánimo. ¡Aupa, A!
-A de Atxaga...-admite la A
-B de Bernardo... -barrunta la B.
-¿Por qué se llama Bernardo Atxaga el cuentista? -preguntan ambas a la vez.
-¡Caramba con esa cuestión! -cacarea la C-. Cambiémosla: ¿Cuál es la clave de un cuento?
-... Defínalo -dice la D. Defina el cuento.
-Si puede -propone la P pretenciosa, predispuesta y precipitada como le es propio.
-Ehhh... -empieza la E.
-¿Fatalidad o felicidad? -interrumpe la F con facilidad-. ¿Qué ofrece la escritura?
-¿Ycuánto tiene de experiencia esa escritura? -se entromete la E, muy entendida ella y expectante ante su enunciación.
-No -niega la N. Esa no es la pregunta.
-¿Qué se gana con un cuento? -grita entonces la G, golosa por ganarse un grado con su genialidad.
-No -niega la N. Nada de eso es una pregunta normal.
-Humildad, humanidad... -añade la H hurgando en cierta hermandad de ideas-. ¿Hay humildad, hay humanidad en la escritura, en el escritor?
-Que no -niega la N.
-¿Cuál es la herramienta del escritor? -hace la H otra pregunta.
-Yo soy la más indicada para iluminar estos intentos -incide la I-. Lo más importante es la imaginación y la idea de un imaginario. ¿Intuyo bien? -se interroga la I.
-No- niega la N de nuevo.
-Jua, jua, jua... -jalea la J- no jodan con tanta enjundia, vaya un jolgorio es este. Jamás se imagina sin jugar: jolastu, pues. ¿Juega Bernardo Atxaga? ¿Le gusta jugar y cómo?
-Que no -niega la N.
-Kilos y kilómetros de conocimiento, eso es lo que necesita un cuentista, ¿sí o no?
-... - a la N no le dan tiempo a decir no, porque la L se lanza:
-¡La lectura! Lo que el autor lee... ¿qué lee más Bernardo Atxaga como escritor?
-¿Y los manuales? ¿Hay un manual básico para escribir? ¿Qué maneja Bernardo Atxaga para menearnos a nosotras?
-Nada de todo eso -nuevamente la N.
-Eso son ñoñerías -añade la Ñ.
-O sea... -observa la O obviando las observaciones- ¡Un poco de orden! ¿es ordenado Bernardo Atxaga? ¿cuál es el orden para pensar y escribir un cuento? ¡En la organización está el obstáculo que superar para obtener éxito!
-No -niega la N.
-Están perdidas por su pasión -propugna la P prepotente-. Yo sí sé, y puedo preguntar. Piensen un poco, y partamos del pensamiento... el pensamiento es profundo y produce un parto provocador... ¿cómo se piensa un cuento?
-¡Qué dices, querida! -la quintaesencia está en querer... -quiere decir la Q.
-Eso se llama voluntad -evidencia la V.
-¡Rediez! ¡Resabida!-reprocha la R.
-¡No es tu turno! -trona la T tajante.
-Quizá... -quiere decir la Q.
-No -niega la N por enésima vez.
-... la quintaesencia está en quién es el autor. -concluye la Q-. ¿Quién es el autor de los llobros de Bernardo Atxaga?
-Sí, que responda a esa pregunta -reincide la R.
-La solución de todo lo susodicho está en saber sobre la soledad del escritor. Yo me siento siempre sola. ¿Se siente solo Bernardo Atxaga al escribir?
-No -niega la N.
-¿Y cuánto trabajo toma o tiempo tarda en tramar y tergiversar y tratar el tejido textual de un texto todo? -al fin termina la T, como tartamudeando el idioma.
-Uy, uy, uy... uyamos de los aspirantes a tonadillaeros.
-¡Orden! -ordena la O. - ¡Olvidan la ortografía!
-Esto huele a humillación, huelga decirlo -hace el comentario la H.
-U otra cosa... -la O amenaza a la U.
-U os calláis, u obvio mi pregunta -
-No, hombre, no -niega la N, tan positiva ahora en su habitual negatividad. -Nada de eso.
-Adelante, dice la A de Atxaga.
-Usted, usía, ¿cuánto hay, con hache, de usurpador en Bernardo Atxaga?
-Vamos, eso es vituperarlo de ser un vivo de las letras -valora la V. -Vayamos mejor a ver cómo es la voluntad en el escritor. ¿Qué tipo de voluntad necesita el escritor? ¿O es en verdad un voluble vivaracho?
-Y una última pregunta -interrumpe la Y, cediendo paso a la Z, que dice:
-¡Zapatillas! -todo el abecedario la mira azorado, cuando la Z grita feliz, porque la Z siempre disfruta al final-: ¿escribe Bernardo Atxaga en zapatillas de casa?
En fin, además de iletradas, son intratables e incorregibles estas letras mías.
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