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Es Banksy un Neo que nos quiere hacer ver el Matrix en que vivimos?
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Los monstruos del sueño de la razón científica

La Historia Animalium, lista para una visita virtual


Konrad Gesner publicó en 1558 una enciclopedia de seres marinos que conformó el cuarto y último libro de su Historia Animalium comenzada tres años atrás. En ella, como bien ha descrito la profesora de origen austríaco -¿o alemán?- Anja-Silvia Göing, las fuentes tradicionales de la biología clásica -Plinio el Viejo y otros- encuentran su integración con las nuevas técnicas científicas de observación. Así, junto con los grandes animales marinos aportados por las descripciones hoy tenidas por legendarias o mitológicas, en el libro aparecen otras descripciones quizás no menos fabulosas para la zoología contemporánea que son expuestas en el volumen sólo tras un análisis crítico y contrastado sobre la credibilidad de los testigos que presenciaron semejantes seres vivos. Así, una monstruosa sirena acompaña a un moderno -quizás un tanto agresivo- delfín. Gesner era además un coleccionista nato del mundo natural y buscaba obtener restos palpables de algunas de las criaturas que había descrito, especialmente aquellas más lejanas en las fuentes del tiempo. Desconozco si alguna vez obtuvo evidencias de sirenas, restos que quizás guardó como un tesoro y aún andan ocultos, por descubrir, bajo algún jardín secreto o bajo la roca de alguna montaña.

PS: Hace unos meses, también a caballo entre la forma palpable del resto natural y lo percibido -completado- por la vista a través de los tiempos, se ha inaugurado la exposición Mythic creatures: Dragons, Unicorns & Mermaids en el Museo de Historia Natural de Nueva York. En este artículo se resume la exposición, que sin duda hubiera hecho sonreír a Gesner, al descubrir que efectivamente la sirena en un Museo del siglo XX de Historia Natural resultaba tan parecida a la que él había descrito en su libro según evidencias testimoniales históricas y algún que otro huesillo encontrado por algún amigo y traído al interior de Alemania para un coleccionista tan entusiasta como era Gesner.

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El Prodigiorum de Lykosthenes y su atractiva sirena

En la exposición, la idea de Gesner visitándola me llevó a observar atentamente una doble página perteneciente a la crónica de portentos y milagros publicada un año antes por el también alemán Konrad Lykosthenes, la Prodigiorum ac ostentorum chronicon, quae praeter naturae ordinem, et in superioribus et his inferioribus mundi regionibus, ab exordio mundi usque ad haec nostra tempora acciderunt. En la página del volumen mostrada -que es en general una traducción de mirabilia clásicos- puede apreciarse una magnífica miasma naval de monstruos marinos, que ocupan la imaginería vasta del siempre aparentemente solitario océano. En el grabado no aparece sin embargo la sirena de Gesner, ni tampoco el delfín. En ambos se repite una serpiente marina semejante, pero en Gesner todos los seres monstruosos, por su detalle de afán científico, nos resultan aún más monstruosos que el tratado espectacular de su compatriota Lycosthenes. Más tarde encontré una sirena en éste, y resulta amable en su figura y gesto. ¿A qué se debe esta tremenda metamorfosis?¿Qué horrores poblaban la imaginación científica de Gesner para aportar semejantes grabados?

Como destacó en cierta charla en una Universidad de California la citada profesora Göing, la modernidad de Gesner radica fundamentalmente en preponderar la experiencia testimoniada y crítica para la mejor descripción de animales concretos, y no de grupos genéricos de animales, como se había hecho hasta entonces. Los rasgos horrorosos de su sirena inquietan a quien la observa.

Excursionista aficionado por las montañas, en 1555, el mismo año en que comenzó a redactar su Historia Animnalium, la visita al Gnepfstein suizo inspiró el relato Descriptio Montis Fracti sive Montis Pilati. Si allí vio o encontró algo que le decidió a emprender definitivamente la tarea enciclopédica en la que se sumió depués, no lo sabremos.

Porque tampoco el británico Topsell, algunos decenios más tarde, realizó grabados tan naturalistas como los de Gesner, en su The History of Four-footed Beasts and Serpents.


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El hipertexto de senderos que nos bifurcan

Hoy comprendí el significado de la palabra hipertexto. Yo ya conocía su significado teórico, especialmente aplicado a la narrativa. Técnica mediante la cual el lector puede y debe decidir durante la lectura para seguir avanzando en la historia hacia un punto u otro, desechando temporalmente, o quizás para siempre alguno de los caminos posibles. Hoy, cuando montaba en mi bicicleta por el campus, como acostumbro, se incorporó a mi camino una ninfa renacentista, cuya rubia cabellera perseguí cuanto fue posible, y consciente en cada intersección de que podría ser la última en nuestro común camino. Al fin, sucedió, y se bifurcaron los senderos, quizás para siempre. El hipertexto, a imagen y semejanza de la vida misma, es sin duda una continua y arriesgada serie de decisiones que determina sin duda nuestra experiencia como espectadores de la historia personal y deja atrás otras historias posibles.

Bucearía ahora mis pensamientos perdiéndome en el laberinto creado por Ts'ui Pên y descrito en su Jardín de senderos que se bifurcan.